La enfermedad de Parkinson se caracteriza por la falta de control muscular. Esta característica se debe a la escasez de un compuesto llamado dopamina, que se desarrolla cuando mueren las células que sintetizan esta sustancia. Sin embargo, los científicos no saben qué mata estas células.
En algunas pruebas realizadas en laboratorio se ha comprobado que una forma oxidada de la dopamina puede contribuir al proceso que afecta a estas células. En personas sanas esta forma no se forma en grandes cantidades cuando la dopamina se sintetiza en el citoplasma porque está protegida contra la oxidación. Por ello, las concentraciones de ambas formas (oxidada y no oxidada) están equilibradas. Pero en la enfermedad de Parkinson ese equilibrio se rompe y la forma oxidada se impone.
El mecanismo de estas transformaciones no es conocido, por lo que es necesario realizar más investigaciones. Según los expertos, esta investigación debe realizarse no sólo en el laboratorio, sino también con animales.