La bacteria Magnetospirillum gryphiswaldense es conocida por sintetizar cristales de magnetita y actuar así como brújula. Esta característica le hace de gran interés para su uso como nanorrobot, ya que mediante campos magnéticos se puede llevar a la zona a tratar. Sin embargo, no es fácil de transformar e incorporar nuevas funcionalidades.
Investigadores del Grupo de Magnetismo y Materiales Magnéticos de la UPV han superado esta dificultad añadiendo elementos metálicos en el medio de cultivo de la bacteria. En concreto, la adición de terbio (Tb) y gadolinio (Gd) han permitido que las bacterias interioricen ambos compuestos convirtiéndolos en fluorescentes y agentes de doble contraste. Esto lo convierte en idóneo para diagnósticos clínicos.
El estudio, publicado en la revista Materials Today Bio, demuestra que el terbio convierte a la bacteria en fluorescente. Esto permite su uso como biomarcador, ya que permite seguir su huella. Por otro lado, se ha comprobado que con la incorporación del gadolinio se convierte en agente de doble contraste para resonancias magnéticas. La investigación se ha centrado en ello. En las pruebas in vitro afirman que no es tóxico y ahora se está trabajando para ver si puede ser útil en tratamientos contra el cáncer.