El Gobierno chino está impulsando el uso de medicamentos de medicina tradicional para combatir el COVID-19. Estos medicamentos están aceptados en su sistema sanitario y han sido enviados a otros países, entre ellos Irán e Italia. Sin embargo, la revista Nature advierte que no está garantizada su seguridad y eficacia.
El sistema de salud occidental, en general, siempre ha recelado la medicina tradicional y no sólo la china. Sin embargo, es innegable la aportación de la medicina tradicional a las terapias actuales. Prueba de ello es el Premio Nobel otorgado al farmacéutico Youyou Tu. De hecho, para tratar la malaria se utilizaba quinina o cloroquina, pero cada vez con menos eficacia. Frente a ello, Youyou Tuk recurrió a la medicina tradicional china, logrando aislar el compuesto activo de la planta Artemisia annua, la artemisina. En base a ello se han desarrollado los nuevos agentes que matan a la malaria en las primeras fases del ciclo.
Youyou Tuk lleva años trabajando en ello, y el camino recorrido ha sido largo. Sin embargo, las terapias que ahora se están utilizando para curar el covid-19 no tienen ninguna garantía. Aunque se han utilizado durante miles de años para combatir las enfermedades del aparato respiratorio, esta vez no se puede saber qué efecto van a producir. Es más, pueden ser más perjudiciales que no dar nada.
Un ejemplo es la planta de Efedra.Según Nature, está entre los medicamentos recomendados por el Gobierno chino. Un estimulante de la planta, la pseudoefredina, se utilizó en Europa y EE.UU. como componente de productos dietéticos y energéticos, y fue prohibido, ya que demostraron ser causa de varias muertes.
En África, Science anuncia que se está extendiendo una mezcla de plantas medicinales producidas en Madagascar. Los investigadores están preocupados porque pueden aumentar su resistencia a los medicamentos utilizados contra la malaria. De hecho, el principal componente de la mezcla es el anejo Artemisia, que, si se utiliza de forma automática, puede generar resistencia a la artemisina (al igual que ocurre con los antibióticos). Se trataría de un problema muy grave, ya que gracias a los medicamentos basados en la artemisina, las muertes mundiales por malaria han pasado de un millón a 400.000. Además, no está demostrado que la artemisina tenga ningún efecto beneficioso sobre el covid-19.
Los medicamentos utilizados para combatir otras enfermedades ya se están probando en todo el mundo para ver si son efectivos para curar el covid-19. Parecía que uno u otro podía dar buenos resultados, como las hidroxicloroquinas. También se usa contra la malaria y el presidente de los EEUU, Donald Trump, impulsó sin duda y sin reservas su uso, cuando la pandemia golpeó el país. Sin embargo, a medida que se realizan más investigaciones, no se ha observado ningún efecto beneficioso.
Por otro lado, al igual que ocurre siempre que el sistema sanitario no puede dar una respuesta eficaz y definitiva, en esta ocasión también se ha incrementado la oferta de productos de sasimedicina. Las instituciones, la comunidad científica y los periodistas están trabajando para identificarlas y evitar su socialización, ya que son muy peligrosas pero aparentemente inofensivas.
Si se trata de un uso nuevo, todos los medicamentos deben superar las sesiones clínicas, incluso los que ya se utilizaban contra otras enfermedades. Alrededor de 600 fármacos conocidos se están probando en sesiones clínicas para comprobar si pueden tratar el covid-19. De momento, sólo uno ha dado buenos resultados, el antiviral Remdevisir. Por tanto, continúan investigando en busca de medicamentos seguros y eficaces.