Los parásitos son los que más fuerza han ejercido sobre la variabilidad génica humana

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Lombriz parásita del género Schistosoma. Ed. Bruce Wetzel y Harry Schaefer

La adaptación a los patógenos es el mayor agente de la selección natural, más que el clima y la dieta

Los patógenos han sido los factores ambientales que más han influido en la selección natural de los seres humanos, especialmente los gusanos parásitos. A esta conclusión llega un equipo liderado por un investigador de la Universidad de California, que ha dado a conocer en la revista PLoS Genetics.

La extensión a otras regiones ha obligado al ser humano a adaptarse al clima, a la fuente de alimento y a los nuevos patógenos, predominando en el grupo las variedades genéticas de los miembros que mejor se adaptan a cada medio.

Con el objetivo de clarificar cuál de estas tres condiciones ambientales ejerce más presión en la selección natural, los investigadores analizaron a 1.500 personas de 55 poblaciones. Se calculó la frecuencia de cada una de las variantes genéticas en cada población y se creó un modelo para predecir su distribución. En el modelo se incluyeron además los tres factores que pueden dar lugar a la presión de selección en el genoma humano.

Posteriormente, se procedió a la eliminación individual de los factores del modelo para ver cuál era la que tenía mayor incidencia en la capacidad de predicción del modelo. En los resultados se dieron cuenta de que los tres eran importantes, pero que la mayor fuerza la ejercen los patógenos. Entre los patógenos, parece que las lombrices parásitas tienen mayor influencia que los virus y las bacterias, ya que evolucionan más lentamente y, por tanto, dan tiempo al genoma humano para protegerse de ellos y fijar las variedades genéticas generadas. Utilizando el modelo, los investigadores identificaron 103 genes asociados a la respuesta ante patógenos.

En este estudio, los científicos han descubierto que las variaciones genéticas en respuesta a los patógenos nos han hecho más sensibles a las enfermedades autoinmunes. Aunque todavía no lo han confirmado por completo, la hipótesis de los investigadores es que hemos desarrollado un sistema inmunitario más agresivo debido a los patógenos. En ausencia de patógenos, los investigadores creen que los genes que nos protegen pueden producir enfermedades autoinmunes.

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