Las dos investigaciones publicadas en la revista Science Translational Medicine muestran los avances en brazos artificiales. Cada investigación ha desarrollado un aspecto: controlar el brazo con mayor libertad, unos y tener sensaciones similares al tacto de las manos, otros.
La primera investigación ha consistido en conectar el brazo artificial directamente al hueso del brazo, a los músculos y a los nervios. La prótesis es osteointegrada y se corresponde con el esqueleto del portador. Resultado: realiza los movimientos de forma más natural debido al mayor control del portador de la prótesis.
En la segunda investigación enfasan las conexiones nerviosas. Operados dos hombres que tenían el brazo cortado por encima del codo, amarraron los electrodos a los nervios inferiores de la piel del brazo. Para entrenar el brazo, a través de unos sensores situados en los dedos se recogían pulsos eléctricos de diferente intensidad, y tras un año se puede decir que tienen sensaciones similares al tacto natural. Gracias a ello, se sienten más cómodos el brazo y son capaces de realizar tareas más finas como quitar las semillas de una fruta sin triturarla.