Tras la publicación de los resultados de seis estudios óseos de la sediba australopithecus, se ha puesto de manifiesto la complejidad de la evolución de los homínidos. Según los expertos, la investigación ha elaborado un mosaico anatómico a partir de restos muy bien conservados. A la vista del mosaico, el antropólogo Lee Berger, que describió la especie, ha escrito que habría que revisar la interpretación de casos de fósiles menos conservados. Los huesos de hace 2 millones de años fueron descubiertos en 2008 en la cueva de Malapa, cerca de Johannesburgo. Dos años después, Berger declaró una nueva especie a partir de estas huellas: Australopithecus sediba. Según los expertos, se trata de huesos de tres ejemplares, de los cuales se utilizó un solo ejemplar para describir la especie en sí, pero el estudio se ha realizado con restos de tres. En total, los investigadores han estudiado los dientes, las mordazas, muchos huesos del tórax y los brazos, las tibias y muchas partes de la columna. Es un estudio muy completo, ya que muestra cómo andaba el Australopithecus sediba, cómo se movía y cómo moría. El trabajo ha sido realizado por seis grupos de investigación y ahora los resultados han sido publicados simultáneamente en la revista Science, con una introducción del propio Berger. El resultado, “mosaico anatómico”, es una especie de puzzle, pero tiene una particularidad: la historia que cuenta cada pieza del puzzle es diferente. De hecho, en algunos casos, los estudios de dos grupos óseos conducen a efectos contrarios. Según el estudio filogenético de los dientes, la sedición de Australopithecus es similar a la del Australopithecus africanus, hallada en Sudáfrica, pero diferente a la de los que han aparecido en África oriental (como el famoso Lucy). Según el estudio de las mordazas, en cambio, son diferentes en el Australopithecus africanus. El brazo, el hombro, el hombro y, en general, los huesos del tórax son primitivos. Son ideales para el disfrute de los árboles, según los expertos. Tienen más aspecto de mono que de homínido. El número de vertebrados y curvaturas de la columna vertebral, sin embargo, a pesar de los descendientes del Australopithecus africanus, son más similares a los de la columna vertebral de un determinado Homo erectus. Y los huesos de las piernas de la sediba Australopithecus tienen las características de los pies. Finalmente, el estudio ha demostrado que la evolución no es un proceso lineal. La Australopithecus sediba no es un paso del camino de los monos a los homínidos. Algunas de sus características son las de los monos y otras las de los homínidos, pero, como destaca Berger, la evolución que muestra esta combinación es muy diferente a la que muestran otros australopitecos y los primeros homínidos. Es un mosaico de evolución.