En el Massachussets Institute for Technology se ha desarrollado un mecanismo de amplificación de rayos atómicos, es decir, un instrumento que aumenta el número de átomos de un rayo formado por átomos.
El amplificador se comporta de la misma manera que el láser con la luz, pero en el caso de los amplificadores es un problema que no aparece con la luz: la ley de conservación de la materia. De hecho, para aumentar el número de átomos del rayo atómico, el aparato debe añadir los átomos tomados del exterior que se encuentran en el mismo estado cuántico y fase que el rayo. Para ello, mediante rayos láser, los átomos se aceleran hasta una velocidad adecuada, lo que permite obtener un rayo atómico de alta concentración atómica a la salida del amplificador. El proceso de aceleración de átomos externos y de obtención de un rayo coherente es muy complejo y el mérito del descubrimiento reside en este proceso.
El amplificador se utiliza en relojes atómicos de navegación, sensores de gravedad y rotación y en herramientas de encaminamiento atómico de alta resolución para la fabricación de nanoestructuras y nuevos materiales.