Hasta ahora, los médicos sólo podían detectar el Helocobacter o bacteria de la úlcera: tomar una muestra a través de la endoscopia de la mucosa gástrica. Pero ahora basta con tragar un líquido amable del limón y soplar un tubo en media hora. Junto con el líquido, el paciente bebe varios miligramos de agua, en los que la proporción de carbono 13 ha variado adecuadamente para atrapar a la bacteria Helicobacter. Esta bacteria consume mucha agua y la convierte en gas carbónico gracias a una enzima específica.
Por ello, si no hay bacterias (o úlceras), no habrá gas carbónico enriquecido con carbono 13 en la respiración del paciente y viceversa. El coste de este sistema es tres veces menor que el de la endoscopia. El análisis del gas se realiza mediante procedimiento espectroscópico de masa isotópica.