Al
igual que los humanos, las vigas de acero se encuentran en estado de estrés antes de su rotura. Recientemente los científicos han dado a conocer la técnica de detección y medición de la aparición de esta fatiga.
Según el físico Davis Jiles, la fatiga de los metales es el origen de muchas pesadillas. A pesar de las numerosas técnicas de detección de aceros dañados, hasta ahora no han podido conocer el momento de su vida en el que el acero sufría una mayor fatiga o tensión.
Esta técnica se basa en el magnetismo. Las varas de acero presentan una serie de átomos situados en la misma dirección de los polos magnéticos, que al doblar o apretar la barra cambian de configuración. Por tanto, cuando las averías comienzan a aparecer en la estructura de acero, las vibraciones del campo magnético de la barra aumentan. Sabiendo todo esto, en el gráfico que representa el campo magnético del acero a punto de agrietarse, se pueden observar grandes oscilaciones que indican una rotura inmediata.
Sin embargo, el nivel de tensión o la fatiga de las estructuras de acero se puede medir y ver, pero no es previsible. Como dicen los investigadores, no se puede poner un sensor al acero y pedir que diga “me voy a romper la semana que viene”. Desgraciadamente.