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El nombre completo de este naturalista alemán era Friedrich Wilhelm Karl Heinrich Alexander, y no debe confundirse con su hermano Wilhelm, que visitó Euskal Herria y otros lugares.
Nosotros hablaremos de Alexander, sobre todo de lo que fue el estudio de las Ciencias Naturales y el creador de la geofísica.
Alexander Humboldt nació en Berlín el 14 de septiembre de 1769. Su padre era oficial de la corte de Federico La Haundia en Prusia y cursó sus primeros estudios en el castillo de Tegel. Después se formó en las universidades de Berlín, Fráncfort y Gottingen. Al principio la ciencia en general y sobre todo la botánica.
Realizó su primer viaje en 1790. Viajó al oeste de Europa, donde conoció a prestigiosos científicos. Volviendo del viaje, se matriculó en la Escuela Minera de Freiburg, donde aprendió muy bien el neptunismo de Werner. Trabajó en geología e ingeniería minera.
Desde 1972 hasta 1979, Alexander Humboldt fue Inspector de Minas del Gobierno de Prusia. Realizó una brillante labor de Bayreuth y analizó ocasionalmente la influencia de la corriente eléctrica en los músculos y nervios, el fenómeno que Galvani había descubierto recientemente. En el debate de Galvani con Volta, Humboldt salió a favor de Galvani y es conocido que Volta tenía razón en esta cuestión. En 1976 muere su madre. Debido a su patrimonio heredado, no tenía que trabajar para ganarse la vida. Por ello, en su afán por hacer viajes, realizó excursiones extraordinarias.
Comprando material científico en París conoce al naturalista Aime Bonpland. En 1978 ambos fueron a España. Se analizaron la meseta ibérica y las islas Canarias. Los dos científicos de Madrid, autorizados a visitar las colonias de España en América, partieron hacia Venezuela en 1799. Al principio tuvieron que protegerse de los barcos de guerra británicos, ya que las guerras napoleónicas estaban a punto de empezar.
Durante los próximos cinco años, casi diez mil kilómetros recorrieron Centroamérica y Sudamérica, recogiendo datos meteorológicos, analizando el campo magnético de la Tierra y estudiando otros problemas relacionados con la geofísica.
En 1800 recorrieron el territorio de los Llanos de Venezuela y estudiaron el río Cassiquiare. Este río une las aguas de la cuenca del Amazonas con las del Orinoco. Se descubrió que estos dos ríos importantes estaban unidos.
En 1801 Humboldt y Bonpland estaban en Colombia y en 1802 estudiaron el volcán Chimborazo. A pesar de los 6.272 metros de altura, ambos científicos alcanzaron una altura mínima de 5.610 metros. Sobre los volcanes americanos, decía que estaban alineados, ya que estaban en la dirección de una profunda brecha de superficie.
Tras recorrer la cuenca del Amazonas en Perú, estudió las corrientes del mar en la costa occidental de Sudamérica. Por eso se llama Humboldt a una corriente marina local.
También dio a conocer los restos ancestrales de los indios americanos y trajo a Europa el guano peruano como abono.
Antes de regresar a Europa, en 1803 y 1804, los dos científicos viajeros emigraron a México y a los Estados Unidos de reciente creación. Allí pudieron ver al presidente Jefferson. Humboldt pasó otros veinte años estudiando los datos recogidos en aquel viaje americano.
Sin embargo, cuando vivió en París en 1807, dirigió la redacción de treinta libros sobre viajes americanos. Junto a Gay-Lussac también realizó estudios sobre la composición de la atmósfera.
Al caer Napoleón, Humboldt se puso al servicio de la Federico II de Prusia. Trabajó como diplomático y, si se le estaba agotando el patrimonio, tuvo que trabajar en Berlín en 1827.
En 1829, invitado por el zar ruso Nicolás I, investigó los territorios asiáticos. Recorrió Dzungaria y Altai.
Finalmente, a los setenta años de edad, se dedicó a organizar y configurar los conocimientos adquiridos durante su vida. El objetivo era reunirse en un trabajo llamado Kosmos. Realmente quería analizar la tierra desde una perspectiva cósmica, considerada como un conjunto de un solo cuerpo. Se puede decir, por tanto, que es el creador de la ecología. Consiguió su objetivo, aunque el quinto tomo de Kosmos fue publicado en Berlín el 6 de mayo de 1859, tras su muerte.