Los acondicionadores de aire consumen mucha energía y además, si se queman combustibles fósiles, emiten dióxido de carbono al aire. Para solucionar estos dos problemas, los científicos de la Universidad de Nottingham, David Etheridge y David Rae, han ideado un sistema de climatización limpio y económico. El sistema está especialmente indicado para el clima de Europa del Norte, es decir, para zonas donde no hace mucho calor, ya que la temperatura baja unos 2-3 ºC. Las bases del sistema son la ventilación natural y los materiales de cambio de fase (PCM). Estos materiales pueden ser sólidos o líquidos en función de la temperatura.
Durante el día, a través del ventilador, el aire caliente de la estancia es conducido a depósitos con PCM sólido. El PCM absorbe el calor del aire y se licua poco a poco, mientras que el aire refrigerado se bombea de nuevo a la habitación. Por la noche se produce el proceso inverso.
En primer lugar, se cambia el sentido del ventilador y se introduce el aire frío de la noche en la habitación. Después, este aire frío sigue la misma ruta que el aire caliente durante el día, pero esta vez el PCM está en estado líquido y se solidifica al entrar en contacto con el aire frío. El calor desprendido calienta el aire de la estancia y éste es bombeado fuera de la misma. De esta forma, el PCM se vuelve a solidificar y está dispuesto a repetir al día siguiente el mismo proceso. Para el prototipo del sistema, los científicos emplearon sulfato sódico como PCM.