¿Por qué se hacen esfuerzos científicos, políticos y económicos para investigar y garantizar el futuro de determinadas especies y se ignoran otras? Para responder a esta pregunta, en un estudio publicado en la revista ELife se analizan las causas que influyen en este tipo de decisiones.
En este estudio se han considerado 3.007 especies eucariotas seleccionadas aleatoriamente, incluyendo animales, plantas y hongos. Y han mirado la relación entre el interés social y el científico y la atención científica a cada uno.
Por ejemplo, para medir el interés científico de una determinada especie se han contado artículos publicados en revistas especializadas, y para ver el interés social se han realizado visitas a la página de Wikipedia.
Así, han demostrado que el interés científico de una especie está directamente influenciado por muchos aspectos sociales, como la consideración social de la especie como beneficiosa o nociva, su nombre común, su inclusión en la lista de especies amenazadas de la UICN, su rareza, su tamaño… Por el contrario, su colorido y su cercanía evolutiva al ser humano despiertan un gran interés social, pero no influye en el interés científico.
Junto a ello, científicamente no se tienen suficientemente en cuenta otras variables como el papel que juegan en los ecosistemas y el peligro de extinción. Por tanto, proponen establecer criterios científicos para decidir qué especies se investigan y protegen.