El fenómeno conocido como "traba cuántica" consiste en que dos partículas se complican cuánticamente y, por tanto, manipuladas una de ellas actúa sobre la otra. Esta característica está siendo explotada por los físicos desde hace tiempo, ya que puede ser de gran interés utilizarla como red de comunicaciones para la transmisión de la información. Sin embargo, hay grandes dificultades a medida que las partículas se van alejando, ya que cada vez es más difícil mantener el enredo cuántico. Hace 14 años, un grupo de científicos chinos consiguió encadenarse a ambos lados del río Danubio; hace 5 años, a 100 km, y en esta ocasión, unos 1.200 km de distancia.
El nuevo trabajo ha sido publicado en la revista Science. Un rayo de láser fue conducido a un cristal que se encontraba en un satélite y que formó pares de fotones complicados. Estos pares de fotones se distribuyeron y se encauzaron a dos puntos del Tíbet, situados a 1.200 kilómetros entre sí. De esta forma se han recogido más de mil pares de fotones y las mediciones sugieren que seguían enredados.
Como red de comunicaciones tiene que ofrecer este efecto. Y es que, al no existir ninguna conexión física entre las dos partículas trabadas, nadie podría influir y obtener información sobre esta comunicación. Si se lograra una red global de pares de partículas complicadas, se podría comunicar con cualquier lugar del mundo, pero para ello es fundamental que este enredamiento se pueda realizar a distancias cada vez mayores.