El aviador francés Dassault Aviation presentó en octubre del año pasado el prototipo del avión militar “Rafale C01” en las instalaciones de Saint-Cloud, donde investigan y montan sus piezas de caza.
Sin embargo, el prototipo utilizado hasta ahora en las ferias aéreas de Bourget y Farnborough estaba pensado sólo para “mostrar” los sistemas tecnológicos utilizados al público y no para volar. Merece la pena mencionar algunos de estos sistemas.
Las entradas de aire para los reactores, por ejemplo, se encuentran en la intersección entre el cuerpo y el sur, donde no hay piezas móviles. También es avanzado en aerodinámica, lo que permite una débil señal en el radar.
Gran parte de los materiales utilizados son composites (de material ligero y resistencia mecánica a base de fibra de carbono y kevlar) y en la estructura se han empleado aleaciones de titanio y aluminio-litio para realizar un avión ligero. El asiento del piloto es inclinado, teniendo en cuenta la influencia de las aceleraciones en su sistema circulatorio.
El avión C01 realizará sus primeros vuelos en marzo del presente año cuando se le instalen dos turborreactores Snecma M-88.
La misión de este avión militar es eliminar los objetivos del aire, tierra y mar. Para ello tiene una gran maniobrabilidad y es difícil de detectar. La carga que puede llevar tampoco es de broma. Aunque el avión sólo pesa 9 toneladas en vacío, puede transportar 4 toneladas de combustible y 6 toneladas de armamento. Los mandos de vuelo son eléctricos y permiten maniobras diferentes a las de los aviones militares clásicos.
No obstante, hay que mencionar el enorme coste del programa de construcción de este avión. En investigación y desarrollo han gastado 40.000 millones de francos (unos 800.000 millones de pesetas) y fabricado cada avión unos 200 millones de francos (4.000 millones de pesetas).
Son cifras increíbles, como no, pero como el objetivo es militar…