Para el cerebro, el terror y el miedo no son lo mismo

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Investigadores de la Universidad Iowa han demostrado que la amígdala cerebral no prescribe una respuesta a todo tipo de miedos. Y es que también han demostrado que las personas que tienen la amígdala atrofiada, aunque tienen la capacidad de sentir miedo perdida, se asustan cuando reciben señales de peligro para su vida. De ahí se deduce que otro mecanismo hasta ahora desconocido también participa en el mecanismo del miedo.
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Visualización de la amígdala mediante prueba de resonancia magnética funcional.

Los pacientes con Urbach-Wiethe han sido clave en el estudio realizado en Iowa. Se trata de una enfermedad muy rara, en la que a los pacientes se les seca y endurece la amígdala, por lo que no tienen respuesta a estímulos terroríficos para los demás. Sin embargo, en contra de lo que todos esperaban, se asustaron en la investigación.

En el experimento participaron además de estos pacientes voluntarios sanos. Los investigadores les pusieron una máscara y les dieron un 35% de aire de dióxido de carbono para respirar (el aumento de la concentración de CO2 en la sangre provoca el pánico). Para su sorpresa, los pacientes mostraron un verdadero pánico, aún mayor que los voluntarios sanos.

Por lo tanto, aunque hasta ahora se pensaba que no era el único responsable de encender el mecanismo del miedo. Los investigadores han manifestado su intención de seguir trabajando para aclarar otros mecanismos ajenos a la amigdalna.
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