¿Qué es la basura en biología? ¿Qué no tiene valor? Es difícil de decir. Y por eso los biólogos no siempre acertan. Por ejemplo, si no encuentran la función de un órgano, deducen que no sirve para nada. Y lo llaman basura. Lo mismo ha ocurrido en la investigación del genoma humano. Cuando empezaron a trabajar esperaban encontrar unos cien mil genes, pero cuando terminaron la búsqueda sólo encontraron veinticinco mil. ¡Veinticinco mil!
¡Un cuarto de lo que esperaban! Los bioquímicos sabían que eso iba a ocurrir porque el genoma tiene lagunas. Sin embargo, el bajo número de genes dificulta la interpretación de los datos. Entonces, donde debían estar setenta y cinco mil genes, ¿qué hay?
Está claro que no hay. El ADN es una molécula larga que almacena la información en secuencias de datos. En estas secuencias están codificadas todas las proteínas que el cuerpo necesita. Pero no todas las secuencias están seguidas, como si entre los capítulos de un libro hubiera páginas sin sentido y dentro del texto grupos de letras sin sentido.
En los libros no suele haber. Pero en el genoma sí. Y a esta parte del genoma, es decir, a esas secuencias de ADN que no codifican proteínas, se le denominó DNA de basura (traducción del término inglés Junk DNA).
La metáfora del libro ha sido muy utilizada para explicar el genoma humano. La metáfora es clara, pero no todo lo explica. Es cierto que tanto el libro como el genoma son soportes que guardan información. Y es cierto que la información está organizada en ambas secuencias (escribiendo, diríamos). ¿Pero qué pasa con el ADN basura? Ese es el límite de la metáfora del libro: el genoma tiene una parte que supuestamente no codifica la información, lo que en un libro sería un disparate.
El problema es que no está nada claro si ese ADN basura sirve para algo. No codifica proteínas, pero ¿es basura o no? Nadie lo sabe, pero hoy en día son muchos los bioquímicos los que se cuestionan.
Lo lógico es analizar los argumentos a favor y en contra (y seguir investigando todas las opciones, por supuesto). Pero parece que en las discusiones entre los bioquímicos se están tomando fuerza los argumentos contrarios a que ese fragmento de ADN se considere basura. Es una zona difusa, porque todavía no hay muchos datos, pero, según muchas especulaciones, no parece que pueda llamarse basura a aquello que no entendemos. No obstante, en primer lugar, comenzaremos con argumentos a favor de su consideración como basura.
Hay razones para decir que una parte del ADN no sirve para nada. Para comprender estas razones hay que mirar a la evolución. Si los vacíos sin información del ADN son basura, ¿para qué puso allí la evolución? La cuestión es que la evolución no es un autor consciente, que no hace las cosas según un objetivo.
Con el paso del tiempo algunas características de los seres vivos se desarrollan y otras se pierden. Ocurre lo mismo con los genes. Al genoma de un ser vivo se le añaden nuevos genes (o nuevos grupos de genes) y otros desaparecen. Pero estos procesos no son automáticos. No están planificados. Y sobre todo (merece la pena repetir), no funcionan con un objetivo.
Por lo tanto, es legítimo pensar que algunos fragmentos de ADN que han quedado sin función todavía permanecen en el genoma. Tal vez desaparezcan más tarde. Sin embargo, con tan pocos datos es posible pensar lo contrario.
Entonces habrá que explicar para qué sirve este trozo de ADN (no olvides que es una parte grande, muy grande). Los bioquímicos han lanzado una serie de hipótesis entre las que se está imponiendo una.
Para entender esta hipótesis hay que tener en cuenta la apariencia del ADN. El ADN es una molécula helicoidal. Pero en cierta medida es como el cable circular del teléfono. ¿Quién no sabe que el cable del teléfono tiende a torcerse? Se enrolla sobre sí mismo. Es decir, además de tener forma de hélice, se enrolla una y otra vez sobre sí mismo.
Si mientras hablamos por teléfono jugamos con el cable, el cable se redondea más. Tras cuatro o cinco llamadas, el cable queda completamente confuso. Es casi imposible estirar el cable. Si el cable del teléfono fuera más largo, la mezcla sería inliberable.
Lo mismo ocurre con la molécula de ADN. Está enrollada en su cabeza (y en algunos soportes). El resultado parece caótico, pero la estructura es ordenada. Tiene forma de X y se llama cromosoma.
Así, parece muy difícil encontrar un dato dentro del cromosoma. ¿Dónde está cada gen? ¿Y por dónde empezar? Es posible que la función de este DNA de basura sea la de organizar esta mezcla. ¿Por qué no? si el ADN no lo hace, se consigue de otra manera. Si no, la célula no funcionaría correctamente.
Lamentablemente no sabemos si esta hipótesis es correcta. Se desconoce si este ADN basura sirve para organizar el cromosoma. Y aunque valga, no sabemos cómo lo hace. Pero al menos merece la pena analizarlo.
Un gen, tres proteínas
Los genes tienen codificada la información necesaria para producir proteínas. Cuando la célula necesita una determinada proteína, busca ese gen en los cromosomas y realiza una copia de la información. La copia llega a los ribosomas y los ribosomas fabrican la proteína.
Así explicado, parece que un gen guarda la información de una única proteína, pero los bioquímicos han visto que en un gen existe una media de tres proteínas. ¿Cómo es posible?
La copia de la información (denominada ARN mensajero) se modifica antes de llegar a los ribosomas. Entre otras cosas, se quitan “vacíos” sin información y se adecua el código.
Este proceso puede ser realizado por la célula de varias formas. Dependiendo de cómo se realice el proceso se forma una proteína u otra. Por lo tanto, un gen no tiene la información de una sola proteína, sino de una media de tres.
Quitar y quitar Llamar basura a un trozo de genoma parece muy valiente. El término original en inglés es la palabra junk, y a muchos expertos les parece excesivo. La verdad es que ese jun y la palabra basura en euskera no expresan lo mismo. En inglés se trata de cosas sin valor que se acumulan sin querer jun. El detalle, el ADN basura es un concepto muy oscuro. Los que practican genética tampoco saben cuál es su función, ni si la tiene. Por ello, es de agradecer que la manipulación genética todavía esté en los primeros pasos. Sí se puede hacer una manipulación genética, pero todavía hay grandes dificultades, por ejemplo, para cambiar los genes a un ser vivo. Si esto se consigue, muchas enfermedades genéticas podrían curarse, pero también tendría su lado negativo. Mediante estos procedimientos se podría eliminar el ADN residual del genoma. En medicina hay otros casos. Si el apéndice se infecta y duele, mediante una simple intervención se elimina al paciente. Está demostrado que retirar el apéndice no supone ningún problema grave. Algo parecido ocurre con las amigdalas. En caso de enfermedad, si dan problemas se eliminan. Los últimos también son un buen ejemplo. A veces, incluso estando sanos, salen para evitar futuros problemas. ¿Es posible que la genética vaya por el mismo camino? Se puede especular. Puede que en el futuro un laboratorio decida crear un ser humano utilizando un código genético mínimo. ¿Por qué no? Puede sustituir a la clonación. Sólo se pueden producir proteínas estrictamente necesarias sin añadir todo lo que sea basura. ¿Puede ser terrible y si el ADN basura no es basura? Afortunadamente, la genética tiene un largo camino antes de decidir retirar el ADN basura. Además, casi seguro que los bioquímicos aprenderán mucho en este camino. Y cuando estudian, podríamos retomar este mismo artículo y reírnos de lo que está escrito. Tal vez ese día no esté tan lejos. |