Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Ciencia para la promoción de decisiones sanitarias

Gutiérrez Ibarluzea, Iñaki Dk.

Osteba, Osasun Teknologien Ebaluaziorako Zerbitzua. Osasun Plangintza eta Antolamenduko Zuzendaritza

Osasun eta Kontsumo Saila. Eusko Jaurlaritza

Los sistemas sanitarios recogen y analizan la información sobre cómo funcionan, qué recursos necesitamos, dónde se ubicarán, cuántos profesionales se necesitan, cuánto nos costará, si son beneficiosos desde el punto de vista ético o social. La Evaluación de Tecnologías Sanitarias (ETS) es la herramienta que permite analizar todos y cada uno de estos enfoques y dar información a quienes toman decisiones.
Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Ciencia para la promoción de decisiones sanitarias
01/11/2009 | Gutiérrez Ibarluzea, Dr. Iñaki | Osteba, Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias. Dirección de Planificación y Ordenación Sanitaria. Departamento de Sanidad y Consumo. Gobierno Vasco.
(Foto: ©ssilver/350RF)

La definición de definiciones debe incluir el concepto de tecnología sanitaria: equipos y técnicas pesadas, sofisticadas y complejas; medicamentos, dispositivos y procedimientos médico-quirúrgicos utilizados en los servicios sanitarios; y sistemas sanitarios de atención, promotores y organizadores.

El concepto de OTEs surge en los años 70. Y es que, ante la crisis del petróleo, algunos países señalaron que no podían pagar los costes de algunas tecnologías sanitarias, sobre todo cuando la eficiencia de las mismas estaba en duda.

A partir de la década de los 70, y con el objetivo de mejorar la eficacia y eficiencia de los servicios de salud, los prestadores y pagadores de servicios se han interesado cada vez más por que las decisiones sobre los servicios estén basadas en pruebas científicas evidentes. Esto supone la obtención de información sobre tecnologías y procedimientos, su eficiencia y su coste-efectividad. En este contexto, en la actualidad nos encontramos con dos elementos opuestos en los países desarrollados: por un lado, la creciente oferta de tecnologías sanitarias más sofisticadas y prometedoras, pero por otro lado, las autoridades económicas han aconsejado reducir los costes de los servicios sanitarios, ya que los recursos del sistema son limitados.

Así, las políticas sanitarias y los profesionales sanitarios han analizado esta situación y han extraído tres conclusiones principales. En primer lugar, no existe una relación directa entre los costes de los servicios sanitarios de un país y la salud y calidad de vida de su población (en Grecia, por ejemplo, los costes de los servicios de salud son uno de los más bajos de la Unión Europea, sin embargo, la esperanza de vida de su población es similar a la alemana o francesa). Como es sabido, las inversiones en el sistema sanitario y las tecnologías sanitarias no son más que dos de los determinantes de la salud, y en la mayoría de los casos no los más importantes.

En segundo lugar, la práctica clínica es variable. Este fenómeno se publicó por primera vez en la década de los 30 y desde la década de los 70 se ha analizado detenidamente. Así, por un lado, se han detectado diferencias o variaciones entre países, pero no técnicas, sino relacionadas con la naturaleza de los profesionales sanitarios, la forma de la práctica clínica o los sistemas organizativos. La variabilidad se debe a la falta de capacidad de los profesionales, a la organización de los sistemas sanitarios, a la cobertura de las tecnologías, etc. Sin embargo, una de las principales causas de la variabilidad es el criterio personal de médicos y otros profesionales en el manejo de pacientes. Las recomendaciones basadas en pruebas de calidad pueden ayudar a reducir o armonizar el absurdo de esta variabilidad.

Por último, algunas prácticas de salud tienen un efecto real sobre la población. Según algunos criterios, el coste asociado a las prácticas negativas representa el 20% del gasto sanitario total. De hecho, la ineficacia e ineficiencia de las prácticas clínicas clásicas ha propiciado de manera notable la investigación biomédica. Así, se han publicado cada vez más investigaciones de gran calidad.

Por lo tanto, por un lado, el notable incremento de los gastos sanitarios no ha mejorado o no ha mejorado el nivel de salud esperado, por otro, el grado de variabilidad es muy alto y, por último, hay dudas sobre el impacto en la salud de algunos procedimientos médicos. Todo ello indica la falta de conocimiento sobre los sistemas sanitarios y sobre algunas áreas de la práctica clínica. Esta carencia dificulta la toma de decisiones sobre recursos y usos directos.

Evaluación de Tecnologías Sanitarias en la Comunidad Autónoma del País Vasco

Hace 17 años, en otoño de 1992, el Departamento de Sanidad decidió poner en marcha la unidad de evaluación de tecnologías sanitarias, Osteba. Actualmente y en base a su misión, Osteba aporta información y recomendaciones para la toma de decisiones y propone escenarios basados en estas recomendaciones para su aplicación en el sistema sanitario de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). Como ejemplos de la actividad de Osteba podemos citar el plan de prevención del cáncer de mama, el plan de prevención del cáncer colorrectal, el plan de detección y criterios del síndrome de Down, el plan de detección precoz de la sordera infantil, la guía de práctica clínica de la diabetes mellitus, etc. La toma de decisiones se realiza a partir del sistema sanitario de la CAPV, los informes de Osteba y otras informaciones. En los últimos tiempos se han preguntado, entre otras cuestiones, si es necesario ampliar lo suficiente para entrar en el plan de prevención del cáncer de mama, cuál es la técnica más adecuada para detectar el cáncer colorrectal, cuál es la estrategia más adecuada para detectar el síndrome de Down, etc.

Hasta la fecha, sin embargo, las agencias o unidades OTE han aparecido bastante reactivas: su misión era proporcionar información cuando una tecnología sanitaria iba a incorporarse al sistema. En la actualidad, el principal reto no es proporcionar información puntual y local, sino ser más proactivos, es decir, identificar necesidades de salud e identificar tecnologías para cubrirlas o ayudar a desarrollar innovaciones. Por tanto, y con este objetivo, las agencias están trabajando conjuntamente con otras organizaciones y participantes como usuarios, empresas de biociencias y profesionales sanitarios.

Gracias a Agurtzane Urrutia por su colaboración en la redacción del artículo.

Gutiérrez Ibarluzea, Dr. Iñaki
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