Aunque parezca irónico, uno de los tipos de contaminación en el agua puede controlar otro, según la Universidad de Delawar. La mayor parte del sulfuro de los cauces llega a las aguas residuales, ya que algunos de estos sulfuros contienen algunos metales pesados como el hierro, el zinc y el cobre. Más importante, los restos de metales pesados, como la plata, el cadmio y el mercurio, aparentemente mucho más tóxicos, también se asocian a estas agrupaciones de sulfuros metálicos. Los investigadores han comprobado que las uniones contienen hasta seis grupos de sulfuros y que forman estructuras que hasta ahora no se han observado en la naturaleza. Dada la estabilidad y durabilidad de estas estructuras que impiden la oxidación y liberación de los metales asociados, podría pensarse que pueden ser muy eficaces para la "recogida" de metales tóxicos para evitar su acceso a los seres vivos acuáticos. Ahora se necesitarían estudios de toxicidad para determinar si estos elementos químicos tienen efectos biológicos.