El último aliento de los chernobiles

Carton Virto, Eider

Elhuyar Zientzia

La central nuclear de Chernobil dejará de funcionar definitivamente antes de fin de año. Leonid Kuchma, presidente de Ucrania, ratificó hace pocos meses la decisión adoptada en 1997 con la Unión Europea: el 15 de diciembre el tercer reactor de Chernobil, el único en funcionamiento, se apagará para siempre. Según el gobierno de Ucrania, los 3.100 millones de dólares prometidos hace cinco años serán necesarios para el cierre de la central y para ayudar a los 5.700 trabajadores que trabajan en ella. Sin embargo, a pesar de que parte de la subvención se destinará a las víctimas del accidente en Chernobil, la mayor parte se destinará a la construcción de dos nuevos reactores nucleares, algo que no ha gustado a muchos países europeos. Con Alemania a la cabeza, afirman que no quieren financiar la industria nuclear de Ucrania. Se propone la construcción de centrales de gas o carbón debido a la inseguridad de la tecnología ucraniana. Los ucranianos no están de acuerdo, ya que en Chernobil se produce el 10% de la electricidad de Ucrania. Kuchma cree que sin las nuevas centrales nucleares no podrán avanzar, entre otras cosas porque corren el riesgo de quedarse sin electricidad en invierno. El gobierno de Ucrania acusa a los europeos de cerrar Chernobil y olvidarse del problema. El accidente ocurrido en 1986 en Chernobil ha cambiado la vida de 20 millones de personas y se estima que las consecuencias directas del desastre acabarán en unos 300 mil. Los restos del accidente no desaparecerán antes de los 200 años.

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