Cualquier amante de la música reconocerá hoy, sin duda, que la mejor calidad sonora de la escucha la obtienen los discos compactos. Al margen de los conciertos en directo, no hay nada como escuchar música leída con láser. En los últimos diez años los platillos plateados plateados han absorbido el 80% del mercado de los discos de plástico y se venden en total alrededor de mil millones de unidades al año.
Pero el disco compacto hasta ahora tiene un obstáculo. Sólo se puede leer. Se puede escuchar la música que tienen grabada, pero no se puede quitar y grabar otra. No obstante, a partir de ahora también se podrá hacer esto, grabando y escuchando la música que se desee, con calidad de láser.
En los aparatos que ahora han sacado Philips y Sony, utilizan sistemas de compresión para grabar información y además de los datos musicales se podrán registrar otros tipos de datos: nombres de cantantes, títulos, a veces letras de canciones, etc.
La verdad es que la era de los aparatos de registro audionumérico comenzó mal. En 1987 Sony sacó el Digital Audio Tape (DAT) para grabar y leer numéricamente las casetas. Además de ser muy caro, no puede leer los casetas analógicos habituales. Además, tiene cabezal giratorio para leer la caseta y como en el magnetoscopio de video la cinta se debe recoger en torno a unos ejes y unos rodillos (igual que hay que meter el hilo a la aguja) cada vez que se mete (y soltar cada vez que se vaya a sacar). Por ello, las copias de las casetas no se pueden sacar a gran velocidad y el sistema ha quedado descartado.
Sin embargo, Philips ha lanzado el pasado otoño el modelo Digital Compact Cassette (DCC). Tiene un lector audionumérico con cabeza fija, puede leer casetas analógicas convencionales y 100.000 ptas. (5.000 libras).
Sony, por su parte, ha anunciado su modelo Minidisc (MD) en tiempos similares y a precios similares. Es un disco compacto de láser que se puede borrar y volver a grabar la información. Puede recibir la misma información que el disco compacto tradicional (música de 74 minutos), pero su tamaño es cinco veces menor.
En la competición entre estas dos gigantescas casas han preparado sistemas muy diferentes para leer y grabar música. Philips ha seleccionado una caseta en la que al principio no se debe recoger la cinta y Sony ha seleccionado un compacto de láser borrable. El único punto común de ambos sistemas es la codificación numérica del sonido.
El sonido numérico permite que la música se escuche con claridad sin ruido de fondo ni distorsión, sin que la señal se deteriore durante mucho tiempo. En el sistema numérico la señal sonora se codifica mediante una sucesión de unidades o bits en estado 0 o 1. En el caset magnético numérico, los estados 0 y 1 corresponden a las polaridades norte y sur en las partículas imantadas divididas en cintas, y en el disco láser a las partes launas y agujeros. Este sistema parece bastante torpe, pero guarda mucho mejor la señal respecto al sistema analógico, ya que en el último sistema mencionado existe fricción en la cabeza de lectura y se recibe ruido de fondo. En los discos de plástico también hay rozamiento en los surcos y se desgastan a lo largo del tiempo.
En el sistema numérico de grabación, tanto en el modelo DCC como en el modelo MD, se analiza el sonido en intervalos de tiempo muy cortos (48 milésimas por segundo). La amplitud de la señal se convierte en un mensaje de 16 bits y teóricamente es posible registrar 64.000 niveles de amplitud. Multiplicando se calcula que para registrar una música de 75 minutos se necesitan tres mil millones de bits. Debido a la limitación de resolución que impone el sistema de lectura posterior, no es posible disponer de tanta información en un disco pequeño o cassette. Por ello, Philips y Sony han preparado sistemas de compresión de información denominados PASC (Precision Adaptative Sub-Coding) y ATRAC (Adaptative Transform Acoustic Coding), respectivamente. Estos sistemas permiten eliminar entre un 75% y un 80% de la información sin apenas modificar la calidad de reproducción del sonido.
A partir de ahí, los sistemas de Philips y Sony no se parecen nada. En el aparato de Sony hay dos procedimientos. Uno es para leer los compactos ya registrados y el otro para registrar el simple compacto (virgen). El primer procedimiento es exactamente el mismo que hasta ahora. El rayo láser se refleja en las launas y agujeros que hay en el disco grabado. En los momentos de sauna se refleja con gran intensidad y cuando se encuentra el agujero el rayo reflejado es más disperso. Una célula fotoeléctrica interpreta el rayo reflejado emitiendo la señal 1 o 0.
El fabricante japonés ha presentado una verdadera innovación en su sistema de eliminación y registro de la información en su miniconducto. El disco no se graba, pero tiene en su espesor una capa magnética variable con un sistema magneto-óptico. Además del cabezal láser, al otro lado del disco tiene un cabezal magnético simétrico. La base de funcionamiento es la posibilidad de desmagnetizar temporalmente la capa magnética cuando se calienta. El rayo láser calienta puntualmente el disco hasta unos 180ºC. Dado que el disco está girando, el punto calentado se aleja de la fuente de calor y baja la temperatura, pero el cabezal magnético imaniza mediante polarización Norte o Sur (1 ó 0). El campo magnético está formado por una bobina situada en la cabeza y es atravesada por la corriente modulada por el sonido que debe registrarse.
Para leer la música así grabada, el láser con dos fotodiodos separa las señales numéricas en función de la polaridad de la onda reflejada. La polarización de la onda reflejada también depende de la orientación del campo magnético que la ha reflejado.
Para conseguir el cabezal de lectura de cualquier tipo de casetas, tanto analógicas como DCC o numéricas, Philips ha realizado un esfuerzo especial en miniaturización. En el mismo punto, veinte microburos están recogidos en su aparato. Los “más grandes” son los dos cabezales de lectura analógica que miden seis décimas de milímetro cada uno. Las cabezas numéricas son dieciocho (nueve para grabar y nueve para leer). Sólo miden 18,5 y 7 centésimas de milímetro. La señal sonora en la cinta se registra en ocho pistas paralelas y la novena está disponible para la identificación de los tramos.
Ambas casas han lanzado sus productos al mismo tiempo, lo que está provocando una fuerte rivalidad entre compradores. Teniendo en cuenta que los discos compactos actuales se escuchan principalmente en salas y salas, Sony dispone de aparatos portátiles (de automóvil, etc.) propone pero la casa Philips empieza a sacar aparatos fijos DCC para el aula.
Sony ha instalado a sus aparatos portátiles un sistema antichoque para evitar que el cabezal de láser se desplace cuando no se necesita (porque el coche ha entrado en un agujero).
Respecto a la duración y calidad de la música, existen pequeñas diferencias entre los sistemas MD y DCC. Se trata de una lectura magneto-óptica en el sistema MD de Sony que, al no existir fricción física, puede esperarse que tenga la misma duración que los actuales discos compactos. En el modelo DCC de Philips la duración tiene que ver con la frecuencia de lectura, pero dicen que el uso normal es de unos diez años. Sin embargo, la señal que se registra se comprime algo menos y la calidad sonora puede ser algo mejor.
Otro campo de competencia, quizás el principal, es el de las casas que graban música. Y es que hay casas de grabación que pueden elegir entre el sistema MD o el sistema DCC y que determinados cantantes sólo podrán escucharse en uno de estos sistemas.