Irene Joliot Curie

Belaustegi Irazabal, Ainara

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Irene Joliot Curie nació el 12 de septiembre de 1897. También, como sus padres, dejó una huella importante en la investigación de la radiactividad. Eso sí, la propia radiactividad marcó perfectamente la vida de Irene. Y no sólo de Irene, sino también de la humanidad.
El matrimonio Frederic Joliot e Irene Joliot Curie.

Durante el nacimiento de Irene Joliot Curie el hombre descubrió la radiactividad. Y no lejos de Irene, sus padres, los prestigiosos físicos Pierre y Marie Curie, participaron en directo en el descubrimiento. En 1896, el físico Becquerel descubrió las propiedades radiactivas del uranio y, dos años después, los padres de Irene descubrieron otros elementos radiactivos, el radio, el polonio y el torio.

Hasta entonces el átomo era indivisible para el hombre (el término átomo significa eso en griego, indivisible). Pero el descubrimiento de la radiactividad cambió las cosas. Observaron que los núcleos de algunos átomos eran inestables, por lo que éstos emitían radiación, perdiéndose parte de su masa.

Por el camino de los padres

La vida de Irene Joliot Curie se vio forzada por el entorno, que también se sumergió desde joven en el mundo de la radiactividad. Fue capturado por la Primera Guerra Mundial a los diecisiete años y en los hospitales militares organizó el servicio móvil de radiología y formó a los trabajadores junto con su madre.

Terminada la guerra, en 1919, empezó a trabajar con su madre en el Instituto de Radio. También se dedicó a la investigación básica y en 1925 presentó la tesis sobre las partículas alfa del polonio, un tipo de radiación. Ese mismo año conocieron al físico Frederic Joliot y al año siguiente se casaron. A partir de ahí, como sus padres, la joven pareja colaboró.

El matrimonio Joliot-Curie realizó numerosas investigaciones y realizó un gran descubrimiento en una de ellas. Bombardearon finas láminas de aluminio con las partículas alfa emitidas por el polonio y, para analizar la interacción de estas partículas con el aluminio, midieron la variación de la intensidad de radiación en el otro lado de la lámina de aluminio. Y se quedaron alucinados: a pesar de dejar de bombardear con las partículas alfa, la radiación seguía y vieron que la intensidad de esa radiación disminuía según la ley exponencial. ¿Qué estaba pasando?

El dúo Joliot-Curie consiguió una radiactividad de origen artificial. Las partículas alfa provocan la transformación del aluminio, dando lugar a un isótopo radiactivo del fósforo.

La radiación observada eran partículas beta emitidas por el FOSFORO-30. Siendo la única variante atómica de la naturaleza el fosforo-31, se descubrió un isótopo que no existe en la naturaleza. Y no sólo eso, sino que al desintegrarse completamente el 30 de fósforo, luego vieron que se producía silicio. Este descubrimiento, por el que la radiactividad se desencadenó artificialmente, le valió el Premio Nobel de Química en 1935.

Inicio de la era nuclear

El descubrimiento de la radiactividad artificial ha supuesto un gran avance para la ciencia. La radiactividad artificial sentó las bases de los futuros tratamientos contra el cáncer, la datación de objetos y elementos de la naturaleza, la biología molecular y la genética actual.

Irene Joliot (a la derecha) y Marie Curie. Irene comenzó a trabajar con su madre en el Instituto de Radio en 1919.

Pero no todo ha sido bueno. Es más, se ha equivocado mucho. El hombre pronto construyó las armas nucleares. Y por casualidad utilizarlo: En 1945 Estados Unidos lanzó bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. El desastre fue enorme. La radiactividad produjo miles de muertos y heridos que causaron daños en la población que perdurarían varias generaciones.

Y, desgraciadamente, la cuestión no terminó ahí. Edad nuclear real II. Comenzó con el fin de la Guerra Mundial. La tensión de la Guerra Fría hizo que el mundo entrara en la armería nuclear y que el hombre hiciera otras armas para destruir toda la humanidad. Por supuesto, los científicos participaron directamente en esta tarea.

Sin embargo, otros se oponen, entre ellos el matrimonio Joliot-Curie. Cuando Francia decidió construir armas nucleares, la pareja mantuvo firme su oposición. Eso sí, la traba a los intereses del gobierno tuvo consecuencias: Fueron expulsados de sus puestos en el Comité de Energía Atómica, director Frederic y responsable de la distribución de materias primas e investigación del uranio Irene.

Por lo tanto, podríamos decir que la radiactividad influyó decisivamente en la vida de Irene Joliot Curie. Incluso influyó en su muerte. Irene Joliot Curie murió de leucemia en 1956, debido a la acumulación de radiación sufrida durante toda su vida.

Radiactividad

Se distinguen tres tipos de radiación: partículas alfa, partículas beta y rayos gamma. Las partículas Alfa son núcleos de helio formados por dos protones y dos neutrones, con lo que su carga es positiva. Las partículas beta son electrones. Las radiaciones gamma son ondas electromagnéticas sin masa ni carga.

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