Evolución de la placenta y selección sexual

Carton Virto, Eider

Elhuyar Zientzia

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Macho y hembra de la poecilia wingei. Esta especie no es placentera y el macho presenta vivos colores. Ed. Johan van Leeuwen

A diferencia de los mamíferos, entre los peces de la familia Poeciliidae se ha producido una evolución de la placenta en varias ocasiones. La placenta ha surgido y ha desaparecido varias veces a lo largo de la evolución, de forma independiente, entre los peces de esta familia.Se trata de un caso muy especial que ahora los investigadores de la Universidad de California y de la Universidad de Montclaire han aprovechado para comprobar una hipótesis evolutiva asociada a la selección sexual.

Según esta hipótesis, en las especies que ponen huevos, la hembra debe producir unos huevos muy caros antes de la fecundación (con todos los elementos que hagan viable el embrión), condiciones en las que predominan en los machos las características asociadas a la selección sexual prenatal, con vivos colores y un comportamiento de cortejo y adornos muy notables.

Si se evoluciona hacia el desarrollo corporal de huevos (embrión), la inversión inicial de la madre es menos costosa, lo que altera el equilibrio de intereses asociados a la selección sexual. En estas condiciones, investigadores de la Universidad de Nevada propusieron en 2001 que los resultados de este cambio serían menores, de bajo color, y de mayor órgano sexual, asociados a un comportamiento copulativo más oculto.

De hecho, es lo que demuestran los resultados de la reciente investigación publicada en la revista Nature: la coloración de los machos, los adornos y el comportamiento cortejo se asocian muy estrechamente a lo que predice la hipótesis, cuando se compara con peces y huevos de la familia Poeciliidae que desarrollan sus huevos dentro de su cuerpo. Los placenteros no tienen colores vivos, tienen cuerpos más adjuntos y órganos sexuales más grandes.

Investigadores de las universidades de California y Montclaire han investigado a 110 especies diferentes. Según ellos, la familia Poeciliidae tiene unas características inmejorables para comprobar la hipótesis de la selección sexual, ya que son especies estrechamente relacionadas entre sí, pero a la vez con diversidad en la reproducción: existen ponedores puros y placenteros con distintos grados de complejidad.

Macho y hembra de la heterandria formosa. Es una especie de placenta, de color muy parecido. Ed. Chiara Sciarone

La hipótesis evolutiva que han pretendido contrastar con este estudio se fundamenta en el momento en que se produce la inversión de la madre, es decir, en la totalidad de la inversión previa a la generación del cigoto o en la inversión más importante posterior a la producción del mismo. Y es que uno y otro crean un conflicto de intereses diferente.

Según los investigadores, “nuestra investigación ofrece una primera prueba empírica que se corresponde con la hipótesis de que pasar la inversión de la madre de ser precursora de la cigalia a ser descendiente de cigoto se asocia a cambios en la selección sexual”. Aunque reconocen que detrás de esta correlación hay una relación causal.

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