Chica, no te parece científico

Galarraga Aiestara, Ana

Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Con el objetivo de lograr una participación igualitaria de mujeres y niñas en la ciencia, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 2016 el 11 de febrero el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Científicas. Y es que, a pesar de que creemos que la igualdad de oportunidades debería estar garantizada, los datos demuestran que la brecha de género en el ámbito científico sigue siendo evidente. Por ejemplo, según un estudio realizado por Emakunde en 2016, existe una gran diferencia entre los estudios elegidos por los niños y niñas de bachillerato en función del género. Las chicas apuestan por las ciencias de la salud, la psicología y los estudios de magisterio, mientras que los chicos prefieren las ingenierías. Detrás de esta elección hay estereotipos sobre las competencias que se atribuyen a cada género: tenemos interiorizado que las mujeres son más adecuadas que los hombres para tareas de cuidado y los hombres para tareas tecnológicas. Pero el trabajo no se acabará ahí, ya que otros factores influyen en esta diferenciación, entre ellos el aspecto físico. El título de un artículo publicado en 2016 por la investigadora Sarah Banchefsky no deja lugar a dudas:¡Pero no te parece científico! Banchefsky presenta los resultados de dos experimentos. En una de ellas se mostraron a los voluntarios fotografías de 80 científicos procedentes de Internet. Los voluntarios debían decir qué aspecto les daba a las personas de las fotos: en los casos de las mujeres, cuanto más femenino sea su aspecto, más posibilidades de ser consideradas docentes. En los hombres no había diferencias. El segundo experimento era similar y el resultado es el mismo: para las mujeres la imagen femenina y las actividades científicas son contrapuestos. La imagen que se da en los medios de comunicación de las mujeres científicas puede influir en los estereotipos de unas y otras. Y es que cuando el protagonista es un científico, si es una mujer, es muy habitual que haya alguna referencia a su aspecto físico. Esto no ocurre si el científico es hombre. La diferencia también se da en las fotografías, en las que los hombres aparecen habitualmente en su entorno de trabajo, sin tener especial cuidado en su aspecto, mientras que las mujeres científicas se encuentran descontextualizadas y adornadas. A ver si, además del 11 de febrero, también lo recordamos el resto del año.

Publicado en el diario Berria.

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