Según un estudio publicado por la revista Nature, el estado de las aguas subterráneas es ya crítico y puede ser grave para 2050. Dado que la cantidad de agua que extraemos los seres humanos bajo tierra es tan elevada, en muchos casos no se recupera el nivel de agua de los acuíferos mediante una recarga de lluvia y arroyo. Como consecuencia, se reduce o se interrumpe el aporte de agua de los acuíferos a los humedales y a otros ecosistemas acuáticos, pudiendo llegar a producirse el flujo de agua en sentido inverso. Según los expertos, esto está poniendo en peligro la salud de muchos ecosistemas acuáticos. Es importante, por tanto, aclarar el límite de este daño.
A la hora de tomar los datos se ha tenido en cuenta el acuífero que no ha sido capaz de mantener los ecosistemas acuáticos en un estado saludable durante tres meses y al menos dos años consecutivos. Los datos muestran que el 20% de las cuencas hidrográficas han superado este límite, sobre todo en las zonas más áridas del mundo, que son las zonas con mayor dependencia de las aguas subterráneas. El modelo matemático desarrollado desde 1960 con los siguientes datos ha dejado claro que para el año 2050 el 42-79% de las cuencas hidrográficas con aporte de aguas subterráneas estará en mal estado. Los investigadores consideran, además, que se trata de estimaciones excesivamente optimistas, ya que no han tenido en cuenta el crecimiento de la población y el aumento de la demanda de agua que pueden causar las economías en desarrollo.