La culpa de los genes es que el corazón sea demasiado grande

La hipertrofia del ventrículo izquierdo se caracteriza por su excepcional tamaño cardiaco. Como consecuencia de esta patología, existe un riesgo elevado de sufrir un ataque cardíaco y existen también factores físicos que la agravan. Entre ellos se encuentran la alta presión sanguínea y el deporte, por ejemplo, se estima que un tercio de las muertes súbitas de atletas jóvenes se deben a esta patología.

Gracias a los estudios realizados con animales que padecían esta hipertrofia, se ha podido constatar la responsabilidad del gen PPAR. Este gen controla la rotura de los ácidos grasos que el cuerpo utiliza como combustible. Los que tienen una variante especial de este gen presentan defectos en esta función. Por ello se acumulan ácidos grasos en el corazón. Entonces, el corazón quema la glucosa y como el combustible es peor que el ácido graso, se fuerza el corazón. Al final, los investigadores creen que las células del corazón mueren.

Esta variante asociada a la hipertrofia ventricular izquierda es más común de lo esperado, alcanzando el 20% de la población. Se espera que gracias a los estudios mencionados se pueda encontrar una cura a corto plazo.

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