Investigan con los gemelos la influencia que la permanencia en el espacio provoca en nosotros

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El astronauta Scott Kelly ha permanecido un año en la ISS. Mientras, su hermano Mark es mantenido en el suelo como control. Ed. ANDÉN

Una investigación conducida por la NASA desvela los problemas que puede causar en los seres humanos la estancia prolongada en el espacio. Para ello han utilizado los astronautas Biki, que han enviado un gemelo al espacio y han dejado el otro en la Tierra para comparar su estado de salud. Es la mayor investigación que se ha llevado a cabo hasta la fecha, ya que se han analizado numerosos factores psicológicos, fisiológicos, genéticos, epigenéticos y microbiológicos. Han observado cambios significativos, sobre todo en el envejecimiento celular y en la expresión del ADN.

Hasta ahora sabían que las arterias se endurecían, se reducían la masa ósea y la masa corporativa, etc. Pero esta vez han demostrado que la permanencia en el espacio durante mucho tiempo provoca un envejecimiento acelerado del organismo, viendo que los telómeros de los cromosomas acortan. No sólo eso: han visto que hay pérdida de capacidad cognitiva, que la permanencia en el espacio produce estrés inmunológico, que se producen cambios epigenéticos, disfunciones en las mitocondrias, que cambia el microbiota y que también afecta a la estructura de los ojos. A pesar de que la mayoría de las vueltas a la Tierra se han recuperado, algunos reconocen que aún se mantienen seis meses: la expresión de ciertos genes no se ha recuperado y el número de telómeros cortos no ha retrocedido.

La investigación ha sido liderada por la administración de la NASA en Houston y publicada en la revista Science. Al tratarse sólo de dos astronautas, reconocen que no es suficiente para que los resultados sean definitivos y que es difícil demostrar la causalidad de los cambios observados. Sin embargo, la herramienta para crear hipótesis ha sido muy buena.

Eneko Axpe Iza es un físico barakaldo que trabaja en la NASA. No se ha dedicado directamente a la investigación, pero tenía conocimiento directo de ella desde hace tiempo, ya que ella estudia la influencia que tiene en los huesos su presencia en el espacio. Subrayando la importancia de la investigación, ha reconocido que las condiciones espaciales son muy duras para el ser humano, más allá del aislamiento, la oscuridad y la falta de espacio que soportan: “La radiación espacial tiene una gran influencia en nosotros. En el espacio hay una fuerte irradiación ionizante: por un lado, los protones procedentes del sol y por otro, los rayos cósmicos galácticos, que son rayos de muy alta energía y son muy difíciles de evitar. Estas radiaciones ionizantes pueden romper las cadenas de ADN y evitar la expresión de los genes, como en Fukushima o Chernobil”.

El baracaldés Eneko Axpe trabaja en la NASA, previendo la pérdida de masa ósea de los astronautas. Ed. Eneko Axpe

“La gravedad cero también provoca cambios. Cuando estás expuesto a la gravedad, los fluidos tienen una dirección, pero cuando hay gravedad cero hay grandes cambios. Nuestras células son mecanosensivas, sensibles a los cambios de presión de los fluidos, por lo que la falta de gravedad provoca cambios de genes”, explica Axpe. “Este estudio de la NASA ha enviado al astronauta a la Estación Espacial Internacional ISS, donde la falta de gravedad y la influencia de la radiación espacial es relativa. Pero a medida que nos alejamos de la Tierra, la influencia es mucho mayor, ya que nos quedamos sin la protección del campo magnético de nuestro planeta. Está claro que nuestro organismo no está diseñado para vivir en el espacio”.

En 2018, las 14 agencias espaciales más importantes del mundo firmaron el Global Exploration Roadmap, donde se determinó que el objetivo principal será viajar a Marte en los años 40. Un gran reto sin duda. “Para entonces habrá que aclarar muchas cosas porque ir a la ISS es un viaje de día y medio, pero para ir y venir a Marte se necesitan 3 años con la tecnología actual. Hasta el momento sólo cuatro personas han permanecido en el espacio durante un año o más ininterrumpidos, pero ya es necesario determinar el efecto que la permanencia en el espacio ha tenido sobre la salud humana. Para ello ha dado grandes pistas -dice Axpek-. Pero queda por ver si a partir de un año aumenta la probabilidad de cáncer”.

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