Culpa de los bolistas

Por último, los responsables de la protección de la naturaleza se ocupan de la causa de la disminución del elefante. Ahora coinciden en reconocer que la gente no es la necesidad de tierra para acabar con los elefantes y que está empujada por el tráfico de la bola.

Una reunión celebrada en Kenia el pasado verano ha anunciado que la demanda mundial de marfil está entre el 5 y el 10% de la población elefante. Los elefantes se reproducen lentamente: en las condiciones más adecuadas su tasa de crecimiento no supera el 7%. Esto supone una reducción anual del 2% de la población. Es un problema serio que la población no pueda resistir la presión de los bolistas. Al ser la población cada vez más joven, los dientes son más pequeños, por lo que se necesitan más ejemplares para satisfacer la demanda.

En esta reunión se decidió llevar a cabo una campaña para evitar la compra de bolos entre los compradores, entre otras medidas destinadas a mantener la población de elefantes. Otra medida es convencer a los bolistas de que son los que más interés tienen en la supervivencia de la población de los elefantes, al menos si quieren asegurar a largo plazo una fuente de marfil.

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