Más de uno ha aprendido que beber alcohol en exceso provoca mareos. Pero la razón no está tan clara como el efecto.
Un investigador estadounidense sugirió la imposibilidad de regular la presión sanguínea como explicación de los mareos y ha realizado investigaciones que confirman la teoría. Con o sin bebida, la presión sanguínea del cuerpo disminuye cuando estamos de pie, lo que provoca que llegue menos sangre al cerebro. Cuando estamos normales, las venas se contraen para recuperar la presión perdida. ¿Y cuando estamos borrachos?
Según un estudio realizado por el cardiólogo Virend Somers con 14 voluntarios, las venas de la persona embriagada no se contraen, la pérdida de presión no se compensa, la sangre llega al cerebro menos y por ello se producen mareos. Sin embargo, no está claro por qué no se contrae la veta.